En la evangelización personal debemos estar atentos a todo lo que se habla en la misma. Las palabras de los hermanos que nos acompañan también sirven para mejorar la conversación, recibir revelación y aprender a relacionarse con las personas.
Nuestros padres nos daban consejos, que no los tuvimos en cuenta muchas veces, por ser nosotros jóvenes e impetuosos. Luego con los años nos dimos cuenta que esos consejos eran para nuestro bien dado que ellos ya habían pasado por esas experiencias.
De la misma manera, escuchar los consejos de otros nos ayudarán en nuestra predicación temerosa.
No debemos hablar todo nosotros, sino dar lugar a otros en la conversación, igualmente a aquella persona que le estamos predicando. El evangelismo no es un monólogo sino un diálogo para entender la necesidad de las almas y de esa manera presentar el evangelio de salvación.
Además, Dios nos guía con su Espíritu. Cuántas veces oímos a Dios decirnos "háblale a esa u otra persona", y nosotros por temor, o por lo que dirán los demás, o por nuestra incapacidad no fuimos, y nos perdimos la oportunidad. Más cuando obedecemos su guía, se produce la liberación espiritual. Y será como "adorno de gracia a nuestra cabeza y collares a nuestro cuello".
Oración:
Señor mío, ayúdame a oír tu voz en la evangelización y no solo la tuya sino la de los demás, para que todos podamos edificarnos en tu reino celestial. Amén.
Acción:
Entregar volantes evangelísticos debajo de las puertas de las casas de nuestra manzana.
por Marcelo Quiroga, ©2014.
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